Indolencia temeraria
La indolencia por fin me ha sometido.
Al comienzo me resistí;
luego me acompañaba;
Y ahora está dentro de mí.
La indolencia se parecía a
Sus cabellos rubios, a su
Piel alegre, a sus labios ciegos.
Y me engañó. Penetró
Por donde llega la dicha
Y el dolor,
La sangre y la muerte,
Esa muerte obsoleta.
Yo, que hubiera cometido
el Más necio de los delitos
Por ser preso de sus brazos.
Yo, que quise armar mi cuerpo
Con su cuerpo
Para defenderme de la soledad,
He encontrado una soledad más grande:
La suya,
La de su indolencia,
Mi indolencia.
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